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viernes, 26 de septiembre de 2014

TESTIMONIO: Gabi y su hijo Lucas

Lucas nació el 11 de abril del año 2014, segundo hijo de un embarazo sano y tranquilo. Nació en nuestra casa de forma cálida y respetada en un parto rápido sin intervenciones de ningún tipo .
Las primeras horas de su vida fueron llenas de besos, pecho materno, brazos de papa, luz tenue y paz. Entre medio su hermano de 2 años revoloteaba conociendo a este nuevo ser. Todo parecía normal,  casi perfecto, lleno de ilusiones y proyectos.
 
Al pasar las horas Lucas presento unos movimientos que a mi parecer no eran del todo normal pero no le di mayor importancia. Toda la pesadilla comenzó cuando al tercer día de vida Lucas mientras dormía post leche se puso completamente cianótico (morado completo). Desesperada lo estimulé hasta que recobró colores, decidimos partir a urgencia (Clinica Santa Maria) luego de que este episodio se repitiera  una vez más. Llegamos pensando que quizás Lucas por su inmadurez se le olvidaba respirar, pero no, algo más pasaba. Así fue como de pronto todo nuestro mundo que parecía estable, “normal” se derrumbó.

Comenzaron los exámenes, estudios, scanner, resonancias, punciones lumbares, electros, exámenes metabólicos. Todo absolutamente todo salía normal menos los electros. Los médicos al no ver mejorías y luego de 6 convulsiones seguidas rápidamente fue  intubado, coma inducido y ventilación mecánica. Lucas presentaba convulsiones que se manifestaban en un primer momento con apneas y con el tiempo pasaron a ser de todo tipo, temblores, pestañeos, muecas, desvíos de mirada, clonías, ausencias ect…  

Comenzaron a probar 1 medicamento, 2,3,4,5,6,7,8 hasta 10 anticonvulsivos sin resultados ni mejorías. Esto fue lo que llevó a los médicos a intubar a Lucas y cargarlo con Midasolam, anticonvulsivo y sedante que no le permitía respirar por si solo. Esto último con la esperanza que al controlar las crisis Lucas se estabilizara. Otra vez no, Lucas desafiaba a pediatras, neurólogos, epileptólogos y todo tratamiento.

Lucas fue dado de alta con 7 anticonvulsivos luego de un mes de hospitalización. Los neurólogos hablaban de convulsiones neonatales o quizás un síndrome desconocido pero no nos prometían nada solo que con fe volviéramos a casa y cruzáramos los dedos que Lucas se mantendría lo mejor posible. Con un promedio de 2 crisis diarias Lucas estuvo 1 semana para que un resfrió lo descompensara, las crisis aumentaran y volviéramos a urgencias. Volvimos a casa, duramos  1 semana más y sin razón aparente Lucas comenzó a convulsionar muy seguido, nosotros asustados partimos  de vuelta pero esta vez al Hospital  que le correspondía. Comenzaban nuevos médicos a evaluarlo, nuevas teorías, nuevos medicamentos pero nadie acertaba. Lucas empezaba a empeorar y sus crisis a ser cada vez mas frecuentes.

Lamentablemente un status epiléptico tuvo a Lucas 1 mes nuevamente intubado con la esperanza de estabilizar sus electros. Paso el mes y Lucas sin mostrar mejorías y ya resistente al sedante fue extubado y los rostros de los médicos comenzaban a cambiar. En sus voces se escuchaba desesperanza. Cuando Lucas convulsionaba ya nadie corría, nos decían que las registráramos y que solo si duraban mas de 3 minutos harían algo. Empezamos a escuchar  palabras como EPILEPSIA, REFRACTARIA y ENCEFALOPATIA y en nuestra angustia buscábamos información y todo era desalentador. Un índice de mortandad alto, fármaco resistente, mal pronóstico, retraso psicomotor severo y una vida llena de convulsiones incontrolables.

Es aquí cuando aparece nuestro querido  aceite de cannabis contra toda legalidad y experiencia. Sabíamos que podía ayudar por el famoso caso de Charlotte la niña de Colorado. A esta altura los doctores ya no nos daban soluciones, lo único era la famosa Dieta cetogénica que sin tener experiencia en bebes tan pequeños era lo último que nos podían ofrecer.

Lucas comenzó a convulsionar cada 3 min…. Sacábamos la cuenta que en 1 hora convulsionaba 15 veces, si lo llevamos a proporciones esto sería aproximadamente 300 veces al día…. Si 300. Es difícil explicar la sensación que teníamos como padres, mirarlo indefenso, completamente rendido, sin respiro entre crisis con apenas 3 meses de vida. Los fármacos empeoraban todo, Lucas no miraba no movía nada, ya ni siquiera lloraba. Había perdido el reflejo de succión y su única forma de alimentarse era por sonda. Los médicos ya no hablaban, y algo que no se olvida es su mirada lastimosa, esa que te rompe el corazón y que te hace caer en conciencia que desde ahora estábamos solos y que la lucha personal comenzaba, ya la medicina no podía hacer nada por Lucas ni por nosotros.

Una junta médica con jefes de neurología y  de UCI del hospital confirmó esta sensación que teníamos, Lucas tenía una epilepsia SUPRA refractaria con pésimo pronóstico y ellos nos sugerían partir con la dieta e irnos a casa a vivir “lo mejor que se pueda”. Decían cosas como “Uds. saben que Lucas tiene 10 veces más posibilidades de morir” o “Quien sabe si vivirá 1 o 3 años mas”. Vacío en la guata, garganta apretada, corazón acelerado y un momento de no escuchar nada mas que los miles de porque, donde y cuando paso todo esto.

La desesperanza fue fuerte pero duró poco, llegó a nosotros el aceite y todo comenzó a cambiar.  había una esperanza para Lucas y a pesar de la nula experiencia con bebes tan pequeños ellos confiaban, ya nada perdíamos con probar, los fármacos que recibía Lucas era como ir matándolo de a poco. El aceite prometía mejorar su calidad de vida sin los efectos secundarios que todos los medicamentos tenían; ceguera, irritabilidad, daño severo hepático, reacciones alérgicas, somnolencia, daño neurológico, desconexión con el medio, psicosis, entre otros.

Sin pensarlo mucho más decidimos partir con el aceite a escondidas, primero usamos ínfimas dosis y aun así vimos inmediatamente los primeros efectos, Lucas mostraba los 4 días más conectados de su vida libre de crisis. Por una mala decisión de los médicos a Lucas se le cargo con Fenitoina y se descompenso por completo comenzó a convulsionar muchísimo, en ese lapsus decidimos conversar con un neurólogo muy reenombrado y le planteamos nuestra propuesta de usar cannabis, un tanto nerviosos no sorprendimos al ver la buena recepción de él, respondiéndonos con un SI rotundo y con su siguiente gestión para que se nos autorizara a usar el aceite en UCI. Inéditamente se nos autorizó y ahí comenzó nuestra lucha. Lucas al comenzar mostro impresionantes mejorías, al principio estaban un poco confundidos porque también había comenzado la dieta cetogenica y no sabían a que creerle más, pero el tiempo demostro que es el aceite la real medicina para el y aunque aún falta mucho por aprender, ya que por la falta de compromiso de la comunidad médica  y una ley mal hecha q deja como criminales a gente como nosotros que lucha por la vida y por la calidad de esta usando marihuana, aun no podemos saber cuál es la cepa correcta ni la forma de extracción más adecuada ni menos la dosis ideal. Pero como no existen registros ni de muerte, ni sobredosis de cannabis no tuvimos miedo y empezamos a probar.

Ya con la dieta establecida y dándole aceite nos mandaron para la casa. Desde entonces hemos vuelto por dos recaídas al hospital pero ya con otra postura, estamos seguros que el aceite es lo que ayuda a Lucas. Hoy por hoy con Lucas de 5 meses con la dieta fuera por no controlar crisis, con apenas  2 anticonvulsivos  en retirada y con nuestro aceite podemos decir que mantenemos a raya su epilepsia desgraciada. Hoy le damos dosis altas de aceite sin miedo ni consecuencias negativas. Nuestra última estadía en el hospital fue porque se nos acabó el aceite, cosa que por ningún motivo debiese pasar, el país debe hacerse cargo de esta realidad, Lucas sin aceite no puede vivir, ni rehabilitarse y lo mas importante….no puede ser feliz y por consecuencia tampoco nosotros como familia. Hasta que no se tenga un hijo con epilepsia que convulsione día y noche nunca se podrá dimensionar el sufrimiento que implica una enfermedad como esta.

Hoy Lucas estando con aceite se conecta, chupa chupete, de guata levanta su cabecita y lo mas importante es que de convulsionar 300 veces ha pasado a tener  10 a 15 crisis diarias. Todo esto con ajustes de dosis en frecuencia y cantidad.

La lucha sigue, para Lucas y para todas las familias q sufren con esta enfermedad. Por lo mismo exigimos a todas las autoridades q se hagan cargo y no nos hagan mas difícil la tarea… La marihuana debe legalizarse para fines medicinales, es una realidad y lo seguirá siendo. Mañana puede ser tu hijo, no evadan su responsabilidad

martes, 16 de septiembre de 2014

TESTIMONIO: Marcela y su hijo Camilo

Camilo nació, sano, gordito y risueño. Cuando tenía 1 año y 10 meses, ya corría, jugaba y crecía junto a su hermana Isabel, dos años mayor. No sabemos como, lo atacó una bacteria y rápidamente se enfermó. Luego de unos días en el hospital de Temuco, de una diarrea pasamos a un SHU y luego a un par de operaciones para poner un catéter y hacerle peritoneodialisis.  Cami no resistió; Luego de la segunda operación, al despertar de la anestesia, él ya no estaba igual. Había tenido un gran infarto cerebral que abarcó los dos hemisferios. Es ahí cuando nos enteramos que nuestro hijo ahora tenía una parálisis cerebral y que en ese momento solo podía pestañar. Sumamos a eso que al poco tiempo comenzó a tener convulsiones y los neurólogos lo diagnosticaron con una epilepsia de difícil manejo llamada “Síndrome de West”.

Camilo ha avanzado mucho, ya tiene tres años y medio. Luego de un año pudo comer por la boca y ahora nos sonríe. Estamos haciendo muchos ejercicios con él para que retome su movimiento, pero la epilepsia y las crisis diarias no le dan tregua. A veces sentimos que avanza, pero con las crisis retrocede. Hemos intentado con varios medicamentos y actualmente esta con Sabril y Grifoclobam, pero no han logrado controlar su epilepsia.
Hace un par de meses, ya un poco desesperados, Camilo bajaba de peso, no quería comer y había perdido conexión. Ya no reaccionaba a nuestra voz y estaba muy débil. Comenzamos a darle aceite de cáñamo que compramos a través de internet a EEUU, alto en CBD, con este le volvió el apetito y se mostraba mucho más conectado. Hoy gracias a la compañía y asesoría de la Fundación Daya, estamos probando con el aceite de Cannabis. El estado general de Camilo es realmente mucho mejor, duerme mejor, esta muy risueño, conectado, se ve fuerte y con apetito. Aun no hemos logrado bajar las crisis, pero estamos recién comenzando y sabemos que debemos llegar a las dosis y la cepa correcta.


Estamos seguros que Camilo va a estar mejor, pero necesitamos más libertad para poder acceder a este medicamento, que claramente es beneficioso para nuestros niños. 

lunes, 8 de septiembre de 2014

Autorización SAG, proyecto Fundación Daya - Munic. La Florida

Hoy fue un día movido, de muchas emociones. Finalmente el SAG autorizó el proyecto de Fundación Daya en conjunto con la Municipalidad de La Florida, con el fin de cultivar  marihuana medicinal. Esto es algo inédito en Chile, algo que sienta un  precedente. Para nosotras como agrupación Mamá Cultiva insistimos en nuestra lucha, que se legalice el auto-cultivo con fines terapéuticos.

Aquí copiamos la nota de The Clinic:

"Este lunes el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), autorizó el proyecto de la Fundación Daya, en conjunto con la Municipalidad de La Florida, para cultivar marihuana para uso medicinal.
Según informa Cooperativa, con el anuncio se permite que de aquí a un mes se pueden plantar 416 matas de marihuana que tendrían sus primeras cosechas en abril del próximo año, de las que se sacaría aceite de cannabis.
De esta manera se comenzarían con los primeros tratamientos el 2014, enfocados principalmente en pacientes de la comuna que tienen cáncer y epilepsia.
La noticia fue dada a conocer por el intendente metropolitano, Claudio Orrego y Óscar Concha, director del SAG, además de Ana María Gazmuri, representante de la Fundación Daya, y el alcalde Rodolfo Carter.
“Este proyecto es serio, tiene como foco bienestar de las personas y además estudios académicos sobre cannabis medicinal a futuro” manofestó el intendente.
El director del SAG en tanto señaló que “se trata de una solicitud con fines medicinales terapéuticos y de investigación seria y responsable respecto de un área que resulta muy sensible para la población como lo es la enfermedad del cáncer. Los argumentos, además, fueron avalados tanto por la Fundación Arturo López Pérez como por Farmacopea Chilena y la Universidad de Valparaíso”.
En la misma línea, Concha detalló que “para hacer efectiva la solicitud de cultivo, se realizaron consultas al intendente de Santiago y organismos técnicos como el Instituto de Salud Pública (ISP) y el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA), los cuales avalaron los argumentos presentados por la Fundación Daya, dando cuenta que se trata de una propuesta seria y coherente, razón por la cual se decidió otorgarles la autorización”.

sábado, 6 de septiembre de 2014

TESTIMONIO: Katia y su hija Victoria de Jesús

Cuando nos ponemos en  “campaña” todos esperamos un hijo sano. Con mi esposo nos casamos y quisimos esperar un par de años antes de embarazarnos, y cuando lo decidimos fuimos al doctor,  tomé vitaminas y creíamos  tener todo bajo control. Ambos muy sanos,  pensábamos que bastaba con quererlo y todo haría que nuestro cuento de hadas se viniera a completar con la llegada de nuestra primera hija... seguido de un “vivieron felices para siempre”.

Nuestra hija Victoria de Jesús nació en julio de 2002 con una epilepsia refractaria, esto no sólo ha implicado crisis diarias sino también muchas hospitalizaciones y daño cerebral. Desde ese día todo ha sido un antes y un después… un antes y un después a las penas y alegrías, a las muchas noches de tristeza, rabia, rebelión, cansancio y falta de sueño, y también un antes y un después al amor verdadero e incondicional. Un continuo buscar de su bienestar, muchos medicamentos, terapias, dietas para darle una mejor calidad de vida.

Como padres buscas, anhelas y luchas por la felicidad de tus hijos y por darles lo mejor. El aceite de cannabis para nosotros vino a ser una luz de esperanza en un sin fin de tratamientos ineficaces, con efectos más dañinos y secundarios que lo que puede ser una flor maravillosa puesta por Dios en la naturaleza.

A pesar de todos los pronósticos hoy sin siquiera saberlo ni predecirlo, hay un antes y un después al mejor de los desenlaces, poder decir, afirmar y sentir de todo corazón que a nuestra hija no la cambiaríamos por nada y que con sólo una mirada nos hace sentir completamente amados.



Por medio del vídeo de Charlotte nos enteramos de la maravillosa posibilidad que daba a la epilepsia el aceite de cannabis. Sabiendo que en Chile el uso no es legal pensamos en dejar toda nuestra vida acá e irnos a vivir a los EEUU, sin embargo no nos pareció justo que luego de todo lo que uno pasa como familia además debas dejar tu país porque este no te da una real oportunidad de mejora. Comencé a enviar muchos email hasta que llegamos a la Fundación Daya, inmediatamente nos acogieron nos mostraron que habían muchos más como nosotros y que con total desinterés estaban luchando por una causa. Comenzamos a probar la primera dosis de aceite  sin mucho resultado pues había que encontrar la cepa y la dosis acorde para nuestra hija… no ha sido fácil, hemos tenido aciertos y errores y dificultad para tener el aceite pues al no estar legalizado su uso todo se mueve por cadena de favores. Gracias al aceite nuestra hija ha disminuido prácticamente a 0 sus crisis.

martes, 2 de septiembre de 2014

La campaña

Actualmente somos 40 familias que usamos el aceite de Cannabis para la epilepsia de nuestros hijos, cuya fabricación es de forma artesanal. El proceso de fabricación es lento y delicado, por lo que necesitamos mejorar nuestro procedimiento en la preparación de los derivados del Cannabis, y de esta manera  asegurar la buena calidad del producto para tantas familias que lo necesitamos.

Nuestra campaña pretende recaudar $8.000.000 de pesos. Si quieres aportar a que nuestro sueño se haga realidad, puede realizar un depósito a la siguiente cuenta:


Titular: ORGANIZACION SOCIAL ANANDA
RUT: 65.083.599-8
BANCO ESTADO
Cuenta de Ahorro N°: 36460753214

E-mail: asociacion.ananda.chile@gmail.com



lunes, 1 de septiembre de 2014

TESTIMONIO: Winy y su hijo Guillermo

Mi hijo Guillermito, que ha sido diagnosticado con un síndrome genético no determinado, sufre de epilepsia refractaria desde los 5 meses de edad...hoy con 13 años y tras una larga experimentación desde una cirugía hasta con distintos fármacos que nunca han dado resultado, hemos llegado al aceite de Cannabis en busca de alguna solución.

Hace 3 meses empezamos con la terapia y si bien no hemos podido eliminar las crisis totalmente, si logramos reducirlas significativamente.  El proceso ha sido largo y duro pues como la cannabis es aún un producto ilegal, no hemos podido tener acceso libre a la cantidad y dosis necesarias para lograr un excelente resultado, pero sin embargo podemos decir que estamos a medio camino de la batalla de superar totalmente las crisis.
Por eso urge el apoyo del gobierno a reformar la ley 20.000 y permitir que los usuarios medicinales tengamos acceso libre y sin temor a esta planta medicinal de tantas propiedades curativas.

Necesitamos del apoyo de todos, nuestros hijos no pueden esperar.

Un saludo fraterno


Winy

TESTIMONIO: Paulina y su hija Javiera

Nuestra pequeña tiene una epilepsia de difícil manejo. Llegó a estar con seis anticonvulsionantes los cuales tenían efectos horrorosos.  Empezamos a usar aceite de Cannabis hace más de un año...a la semana de uso sus convulsiones bajaron, su ánimo y relación con sus pares cambió totalmente. Nuestra princesa volvió a la vida...

Es muy fácil mirar desde la vereda del frente y criticar...hacer comentarios que lo único que hacen es dañar pero cuando tienes un hijo con capacidad diferente es tan difícil salir adelante... Hay días que lo único que deseas es un abrazo  verdadero que contenga toda la tristeza que llevas por no tener el poder de ayudar a tu pequeño como quisieras...

Doy gracias a Fundación Daya por el apoyo y contención que día a día entrega a pacientes y sus familias, ya que en nuestro país estamos bastante olvidados,  se acuerdan de nosotros sólo en los días de Teléton y después no existimos.

Un abrazo a cada una de las personas que se han tomado el tiempo de leernos y cooperar para seguir luchando por la felicidad de nuestros hijos...

TESTIMONIO: Pilar y su hijo Bruno

Bruno tiene 10 años, nació con una hemorragia cerebral grado II, lo que gatilló en una tetraparesia mixta, parálisis cerebral. Desde sus primeros días comenzó su proceso de rehabilitación, recibiendo diversas terapias como kinesiología, terapia ocupacional y fonaudiología. 
A sus 7 años se diagnostica epilepsia, lo que dio un giro en nuestras vidas. De a poco fuimos asimilando esta nueva realidad, siempre con temor de que Bruno convulsionara. Es aquí cuando nuestro hijo además empieza con insomnio, llegando a dormir solo 3 o 4 noches por semana, lo que generó un deterioro en su calidad de vida. 

Al principio Bruno tomaba solo una droga anti-epiléptica, pero con el tiempo se fueron sumando una segunda y luego una tercera droga para poder controlar las crisis. El año pasado se diagnostica status epiléptico del sueño, y este año 2014 status subclínico que son levemente notorios con pestañeos rápidos y somnolencia repentina. De tener una epilepsia controlada en un inicio, pasó a ser una enfermedad que hoy es más difícil de manejar. Producto de las crisis y de los efectos de estas drogas, vemos que nuestro hijo ha perdido algunas capacidades logradas con mucho esfuerzo a través de su proceso de rehabilitación.

En julio pasado, tras tener un status subclínico con la consecuencia de una subida en una de las drogas anti-epilépticas, decidimos comenzar un tratamiento muy esperanzador en base a Cannabis terapéutica. Nos acercamos a Fundación Daya quienes nos acogieron y nos orientaron, pudiendo además conocer a varias familias que usan este aceite para tratar la epilepsia de sus niños.

Llevamos 1 mes utilizando el aceite y vemos cambios positivos, Bruno logra conciliar el sueño más temprano (antes cuando dormía, el promedio era 2 am) y solo hemos tenido 1 noche de insomnio en todo este mes. Y lo más importante, solo hemos visto 2 crisis pequeñas con pestañeos rápidos y sueño repentino.

Tenemos nuestras esperanzas puestas en este maravilloso aceite. Necesitamos poder determinar la cepa que sea la más beneficiosa para Bruno y autocultivar su medicina. Como familias necesitamos contar con un laboratorio de manera de asegurar la calidad del aceite, facilitar y masificar el proceso de producción.

No hay tiempo. La salud de nuestros niños no puede esperar.
Más de nuestra historia en el Blog de Bruno, niño sol.